NUEVA DERECHA vs GLOBALISMO

 Por Theo Belok



La irrupción de Donald Trump al poder, trajo al debate público cuestiones que antes estaban relegadas al ámbito del underground político, es decir que se mantenían en el ghetto de un espacio subterráneo compartido por un puñado de analistas agudos, pero sin llegada masiva. 

Trump puso en la mesa de discusiones de la alta política una cuestión fundamental, la crítica al GLOBALISMO y la reivindicación de la defensa del interés nacional bajo su lema AMERICA FIRST (Estados Unidos primero).

¿Que sucede si se cancelan los últimos guardianes de la Civilización Occidental y se promueve vigorosamente a quienes atacan la propiedad, la libertad, las instituciones, la cultura, el sexo, la naturaleza y la nación?. La ecuación tiene un resultado esperado: el declive acelerado de nuestra civilización y la destrucción de las naciones. En pocas palabras: tu país desaparecerá y con él los pocos derechos que aún posees. Querrás recuperarlos, pero ya no tendrás instituciones para lograrlo.  

La cancelación, la estigmatización y la exclusión del debate público de la derecha, ya sean liberal-conservadores, patriotas, nacionalistas, paleolibertarios, constitucionalistas, anuló a los defensores de los pilares sobre los que se construyó la civilización Occidental, lo que aceleró el declive de la soberanía del Estado Nación y todas las libertades individuales. 

El presidente de Hungría Viktor Orban describió la realidad contemporánea diciendo: "Existe una campaña internacional para acabar con las naciones"

Particularmente los que somos antiglobalistas lo somos desde hace varias décadas y venimos estudiando y denunciando estos procesos desde hace mucho tiempo. La política meinstream de la corriente principal, mantenía un silencio sepulcral sobre una palabra clave: globalismo. No es que fuera políticamente incorrecto, simplemente no era un tópico a pesar de su importancia crucial. El manto de silencio sobre el mismo no era casual. Una problemática no puede ser resuelta si ésta no es primero  identificada. Si no puedes denominar, categorizar y hacer unívoco un concepto, no puedes identificarlo, distinguirlo, señalarlo o comprender de fondo la problemática y por esta razón, no puedes hacerle frente. El mismo Poder internacionalista fue el que diseñó un significado acorde a sus intereses, existe una polisemia donde una serie de significados tienden a seducir al lector con el objeto de ganar su apoyo. El aparato cultural dominante mezcla conceptos, globalismo, globalización, mundialismo, tecnificación, para confundir a las mayorías y convencerlas que todo es un proceso natural e inevitable. (conoce las diferencias conceptuales leyendo el segundo capítulo de mi libro, o pinchando aquí)

Luego de la Segunda Guerra, el poder mundial estableció un sistema bipartidista de izquierda y derecha controladas. Un show, una farsa. Donde no importa quien gobierne, gobierna la agenda globalista-progresista. 

La llegada al poder de un auto-declarado "antiglobalista" en la primera potencia mundial, fue bienvenida por nosotros, pero acogida entre la sorpresa, la curiosidad, el escepticismo y la suspicacia. ¿Como era posible que desde el país que más promovía el globalismo radical, surgiese su principal opositor? Para quienes conocemos la dinámica del poder -al menos de manera teórica- no resulta raro que el Sistema invente su propia disidencia controlada, como una forma redoblada de control. Sin embargo, la diferencia del caso radicaba en la naturaleza aparentemente genuina de esta nueva fuerza emergente. 

Para que una disidencia controlada sea funcional al poder, no debe atacar ni criticar los pilares que fortalecen el Sistema, ni revelar "los trucos" de los poderosos. Aquí había algo interesante, ya que Trump hacia lo contrario de lo que se esperaría en una "disidencia controlada"

Él denunciaba ya antes de subir al poder en el 2016 que una elite de banqueros internacionales estaban apoyando a Hillary Clinton. Donald utilizó las filtraciones de Wikileaks sobre los e-mails de Hillary como prueba de que era una candidata corrupta. 

Trump se había declarado un admirador de Andrew Jackson (uno de los padres fundadores de EEUU y férreo enemigo de los bancos); Trump hablaba en contra del globalismo y los intentos de "gobernanza mundial"; contra el progresismo y la inmigración ilegal; contra los tratados internacionales de comercio que benefician solo a ciertos países y grupos especiales; apuntó contra los burócratas globales; contra los "catastrofistas climáticos"; contra la Corte Penal Internacional, contra la Organización Mundial de la Salud (sacó a EEUU de la misma); contra el poder de censura del Big Tech y los engaños de los medios de prensa; contra el Estado Profundo. ¿qué político antes de Trump criticó todo esto y el globalismo? ninguno, ni los ex presidentes republicanos clásicos ni los demócratas. 

Peor aún, Trump defendió el patriotismo en la ONU, y se auto-definió "nacionalista" el 22 de Octubre de 2018 en un mitin masivo en Houston Texas, e invitó a sus seguidores a usar esta palabra "fuera de moda" en oposición dialéctica con el globalismo. 

Realmente impactante, fuera de lo común, inesperado, controvertido. No solo reivindicaba el patriotismo, sino también el nacionalismo (sin connotaciones negativas). La elite globalista deliraba y echaba espuma por la boca.  ¡Había que derrocarlo!. Donald soportó 4 años de una constante pesadilla e intentos golpistas. El advenedizo no formaba parta de la masonería, ni dependía de financiamiento, él mismo usó su fortuna personal para su campaña, con millones de dólares.  

Sin importar si fuesen demócratas o republicanos, ese establishment financiaba ambos partidos a los fines de hackear la democracia para conformar un partido único progresista, belicista y globalista. Trump fue justamente a contra mano de esas falsas derechas e izquierdas conformadas por los neoconservadores los BUSH, Romney, Rumsfeld, McCain (Rep), y la pandilla demócrata Clinton, Obama, Biden (Dem). Donald Trump en cambio se mostró antiprogresista, antibelicista, antiglobalista y patriota. Señaló el poder mundial, señaló el elefante en la habitación, mostró a todos que el rey estaba desnudo. Eso hizo enfadar al establishment.  


Este quijote norteamericano alzaba su lanza tuitera contra las aspas del gran molino globalista. Como respuesta George Soros -uno de los grandes promotores del globalismo que odia a Trump- prometió en Davos 2020 que invertiría 1000 millones de dólares para combatir el nacionalismo.  Un año mas tarde el presidente norteamericano fue bloqueado de todas las redes sociales, entre ellas Twitter. Todos los agentes del Estado Profundo fueron utilizados, en esta guerra contra el advenedizo que se logró colar en el juego del Poder. El grupo Bilderberg, el CFR, y DAVOS lo señalaron como una amenaza a sus intereses y agendas.   

Hasta el 2016 el partido Republicano y al partido Demócrata, siguieron la misma agenda global de fondo -a pesar de las diferencias cosméticas-, mientras que el nuevo ocupante de la Casa Blanca de rubia cabellera era opuesto a dicha agenda. Todas estas impresiones fueron desarrolladas en mi libro "Trump contra el globalismo"

Sin acudir a teorías conspirativas, la respuesta del como fue posible que llegara a la cima, fue aflorando naturalmente por su propio peso. El descontento generado por los perdedores de todos aquellos dramáticos cambios geoestrategicos y socioeconómicos a escala planetaria, tenía como principales víctimas a los dueños de casa (esto lo explico en el artículo "El surgimiento de Donald Trump"). La deslocalización industrial y el progresismo contracultural generarían una reacción popular poderosa en foros libres sin censura donde la "derecha alternativa" hegemonizaría la batalla de memes e ideas allí por norteamérica.  

En la matriz de la idea globalista se encuentra la peligrosa y subversiva idea de la disolución del Estado Nación Soberano y las libertades individuales, y por lógica esto incluía a los Estados Unidos. La resistencia de una facción de patriotas que no se resignaban a ver caer a su gran país bajo las garras de la nueva izquierda globalista no tardaría en llegar.  Una facción de verdaderos patriotas no estaban dispuestos a ver extinguir la grandeza de su país. No coincidían con la visión malthusiana de los internacionalistas que quieren borrar del mapa el 90% de la población humana. 

La Nueva Derecha se forja en esta dinámica, en este contexto. La Nueva derecha no es funcional al Sistema, no es la vieja derecha globalista neoconservadora. La Nueva Derecha es una disidencia incontrolada en la medida que combate el globalismo en todas su formas, política-económica-cultural. 

Por ello es fundamental saber ¿qué es realmente el globalismo?. Como desarrollo en mi libro "Globalismo: es un sistema ideológico, que promueve la concentración del poder a escala mundial y la transferencia de la soberanía de las naciones, a entidades supranacionales, para conformar una estructura de poder global totalitaria." (Theo Belok, 2021. Trump contra el Globalismo. Editorial Autores de Argentina. pp. 183.)

Los falsos antagonismos de las derechas e izquierdas (globalistas) moldeadas por las elites, intentaban ocultar un verdadero antagonismo profundo, el que se da entre patriotas y globalistas. Entre los que protegen la Patria, las libertades y la propiedad privada, y aquellos que día y noche sabotean las naciones queriendo destruirlas. 

La NUEVA DERECHA viene a señalar lo realmente importante, señala al enemigo real para encontrar una solución real. LA NUEVA DERECHA ES SOBERANISTA. 


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